
Santa Bárbara Honduras. Desde hace varios siglos las generaciones hondureñas utilizaron la piedra de mano para moler maíz para hacer la masa y preparar las tortillas, según algunos historiadores esta costumbre se pudo venir practicando desde la cultura maya asentada en el occidente del país.
Por cientos de años las amas de casa de honduras utilizaron la piedra de mano para moler el maíz y poder preparar la masa para hacer las tortillas, esta herramienta de cocina consta de dos piezas, una piedra larga y una de forma de cilindro.
La piedra donde se deposita el maíz para molerlo es de forma alargada, por la parte de abajo tiene cuatro salientes llamadas patas para poderlo poner sobre una superficie plana y pueda apoyarse a la hora de moler el maíz, las piedras varían de tamaño y pero todas tienen la misma forma.

Esta forma artesanal fue utilizada por los antepasados de nuestros pueblos por muchos años, costumbre trasladada de generación en generación, fue reemplazada hace unas cinco décadas por el molino de mano, que apareció al inicio de los años 70, en las aldeas se dejó de utilizar hace unos 25 años.
El proceso para moler el maíz llevaba unos minutos pues primero lo molían quedando un poco gruesa la masa, luego lo molían de nuevo a lo que le llamaban repaso, después de este último proceso la masa estaba lista para hacer la tortilla y cocinarlas.
Según el profesor Eliel Trejo esta herramienta de cocina la tenían casi todas las viviendas del país, pues era la única forma de preparar la masa y así hacer la tortilla que nunca a faltado en los hogares hondureños en las tres veces que consumimos nuestros alimentos.

Trejo manifestó que estas piedras las vendía algunas personas que se dedicaban a tallarlas, cuenta que la tallada de esta era una tarea muy difícil pues eran utilizadas las mas finas y eran piedras del río, por su tamaño y su forma lisa.
Las amas de casa y las mujeres del hogar se levantaban muy temprano a moler el maíz, para luego hacer las tortillas y que los esposos se fueran a trabajar en horas de la madrugada, a las propiedades cercanas hacer sus milpas o limpias de potreros para el ganado.
Además, manifestó que en el siglo pasado era como un requisito que las mujeres pudieran usar esta piedra, pues la costumbre en esos tiempos era que la mujer solo desarrollaba tareas en el hogar, por lo tanto, al momento de contraer matrimonio o tener una pareja tenia que saber cocinar y utilizar dicha herramienta de cocina.
Hoy en día estas piedras son guardadas en las mayorías de los hogares hondureños, más en las zonas rurales y urbanas, otras son exhibidas en algunos museos importantes del país de las ciudades de Comayagua, San Pedro Sula y Tegucigalpa.
