
Con la mayoría de los aeropuertos cerrados a causa de la pandemia por COVID-19, ¿están los cielos vacíos? Pues no, en estas fechas están más llenos que nunca. Con la llegada del otoño al hemisferio norte, mil millones de aves migratorias provenientes de Norte América (neoárticas) realizan su travesía migratoria hacia el Neotrópico, como una estrategia evolutiva para alejarse de las hostiles condiciones climáticas del invierno.
Estas especies migratorias comienzan a llegar a tierras tropicales inclusive desde agosto, próximo a la llegada del otoño, e imparten su regreso al norte al iniciar la primavera, a los territorios donde se reproducen.
Pongamos esta situación en el contexto actual. Cientos de países en todo el mundo han cerrado sus fronteras, y no solo a nivel de aeropuertos, sino que, además, se han impuesto restricciones de tránsito por carretera como medidas obligadas para detener la propagación del COVID-19.
Mientras los humanos estamos encerrados en esta cuarentena a causa de la pandemia, es común ver para estos días los cielos estampados de las siluetas de estas aves, en su regreso a tierras natales. Miles y miles de aves en vuelos sincronizados, recorren hasta 2000 kilómetros sin parar (como las aves cantoras) o muchísimo más (en aves más grandes), y pueden durar hasta 30 horas en vuelo continuo. Para sobrevivir tan extremas condiciones durante el viaje, estas aves acumulan grandes reservas de grasa en sucuerpo, muchas veces incluso duplicando su peso.

Actualmente existen muchos esfuerzos de conservación para las poblaciones de aves migratorias, en su intento por levantar las cifras, ya que ha habido una pérdida enorme de abundancia. Recientemente, se publicó una baja de unos 3 mil millones de aves en comparación con la década de 1970. La principal amenaza que enfrentan es la deforestación de bosques tropicales, que se traduce en escasez de recursos vitales.
El segundo sábado de mayo de cada año (y el segundo sábado de octubre), se celebra el día mundial de las aves migratorias. Es una campaña de sensibilización que resalta la necesidad de conservación de estas aves y su hábitat, mientras destaca su papel ecológico y nuestra dependencia a sus labores. Sin duda, este año, ese día será muy diferente.
Su vuelo trasciende las fronteras políticas, y nos mantiene conectados como planeta. Mientras tanto, los humanos seguimos añorando la libertad de las aves, pero por ahora, con un poco más de tiempo libre, ¿por qué no disfrutar por la ventana de estos visitantes, y con suerte, verlos surcar el cielo azul? usted puede disfrutar de grandes cantidades de garzas blanca cruzar entre las 5:00 y 6:00 de la tarde por cielo Patepluma.
