Tegucigalpa Honduras…Durante décadas la nación hondureña ha sufrido los embates de la desigualdad que pareciera no tener fin, pese a los miles de millones que se han destinado por parte de los organismos internacionales y países cooperantes a su recuperación y mejoramiento en cuanto a condiciones de vida de sus pobladores.
Honduras es un país de ingreso medio-bajo que se enfrenta a desafíos significativos, con cerca del 66 por ciento de la población viviendo en la pobreza en 2016, según datos oficiales. En zonas rurales aproximadamente uno de cada 5 hondureños vive en pobreza extrema o con menos de US$1.90 al día
2019 ha sido un año de convulsión en América Latina. Estallidos sociales, crisis políticas, emergencia humanitaria, son algunas de las situaciones que han acaparado titulares en los medios del mundo para referirse a la región. Pero Honduras parece cumplir todas esas circunstancias y desde hace tanto tiempo que se pierde de vista.
No son pocos los planes de recuperación con los que gran flujo de recursos han entrado al país Centroamericano. Numerosos organismos internacionales han delegado misiones para atender la crisis en Honduras. Aun así, la pobreza, las enfermedades, la precariedad sigue agobiando a los habitantes de este país. Además de la violencia que tiene atemorizada a la sociedad hondureña
El factor común: la corrupción. Honduras se ha convertido en el modelo de lo que ocurre con los países cuando las democracias se debilitan a través de la destrucción de la institucionalidad que traspasa incluso a organizaciones estatales y otras.
Casos como la desviación de fondos del IHSS, los millones de dólares de la ayuda humanitaria de la comunidad Internacional y los estados Unidos, entre otros, suman recursos que habrían sido más que suficientes para hacer de Honduras una nación próspera.
Honduras desde décadas ha sufrido dictaduras militares, desastres naturales y una errática transición a la democracia con un modelo constitucional copiado de otros países sumidos en crisis que es difícil aplicar en una sociedad donde el sistema de partidos es débil y prácticamente no existe la clase media. Transversalmente, la corrupción gana terreno, instalando la pobreza.