El maíz alimento ancestral en escasez

El maíz sigue siendo base de la alimentación de los hondureños

Santa Bárbara Honduras.   El maíz, tiene más de 5 600 años de existir en territorio hondureño, su cultivo y usos se remontan a la época prehispánica, y desde entonces, forma parte esencial de la tradición alimentaria de los pueblos. En la actualidad este cultivo ancestral se encuentra amenazado por las reglas del libre comercio y el cambio climático.

las universidades estatales de varios países de América latina han asumido el compromiso de contribuir a la conservación de las diferentes variedades de maíz criollo: el maíz amarillo (Yema de huevo), el maíz blanco (Maicena) y los maíces morados (Pujagua y Pujagua Congo) mediante la investigación de la diversidad genética y la conservación de semillas, así como el estudio de su valor nutritivo y usos de costumbres.

El maíz es la primera víctima del proceso de globalización y de mercados internacionales de precios que afecta también a otros granos básicos como los frijoles y el arroz, la firma de tratados internacionales ha dejado descubiertos a los productores, entonces los precios los golpean mucho y año con año bajan en el mercado nacionales e internacionales.

Se han investigado las propiedades del maíz criollo, especialmente la pujagua rosado y el yujagua congo. Se demostró que estos tienen un alto valor nutricional, son ricos en compuestos fenólicos, polifenoles y antocianinas, los cuales son beneficiosos para la salud.

El 95 % del maíz que se consume en los hogares hondureños es el maíz blanco, el cual se utiliza principalmente para hacer tortillas y el 5 % es maíz amarillo, de igual manera para consumo humano, además con el maíz podemos preparar tamales, atoles, pupusa y otros.

En el departamento de Santa Bárbara se cultiva en mayor cantidad el maíz blanco, siendo los municipios del valle de Quimistan los mayores productores, algunos los utilizan para la venta ya seco o en elote   y otros para cuido de ganado o para hacer concentrados.

El maíz es un grano cosechado en los 28 municipios del departamento de Santa Bárbara  y es utilizado como parte de la alimentación diaria de las familias pateplumas, es considerado un grano ancestral, que se cultiva desde  que las tribus étnicas habitaban las tierras hondureñas.